El gobierno alemán alertó que 17 fabricantes de vehículos a los que ha investigado podrían estar desconectando de manera irregular los dispositivos de control de emisiones de algunos de sus modelos, contaminando así en realidad más de lo permitido.
Del análisis de 53 modelos diesel se desprende que «ninguno» cuenta con un dispositivo que truque las emisiones como el que montó Volkswagen en millones de unidades, pero han saltado las alarmas por este nuevo asunto.
Las marcas y modelos alemanes afectados son Audi (A6), Porsche (Macan), Volkswagen (Amarok, Crafter), Opel (Insignia, Zafira) y Mercedes (V250 bluetec).
Los modelos de fabricantes no alemanes son Alfa Romeo (Giulietta), Chevrolet (Cruze), Dacia (Sandero), Fiat (Ducato), Ford (C-Max), Hyundai (ix35, i20), Jaguar (XE), Jeep (Cherokee), Land Rover (Range Rover), Nissan (Navara), Renault (Kadjar) y Suzuki (Vitara).
El Gobierno alemán, no puede exigir a estas casas extranjeras que revisen sus vehículos porque tienen su sede central fuera de Alemania.
No obstante, va a pedir explicaciones a todos los fabricantes implicados, y está ya en comunicación con sus respectivos gobiernos para aclarar este asunto, indicó el ministro de Transporte.
Las dudas del Ejecutivo alemán se centran en el sistema de limpieza de emisiones, un dispositivo más allá de los filtros que los vehículos deben tener siempre activo y que las leyes comunitarias permiten desconectar excepcionalmente para proteger el motor.
El informe de la KBA, argumenta que la horquilla de temperaturas en las que estos sistemas se desconectan en los modelos citados es demasiado amplia, algo que no parece estar justificado técnicamente.
Con el sistema activado, los modelos analizados cumplían los límites de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), pero al alcanzarse ciertas temperaturas y desactivarse los dispositivos de limpieza los vehículos sospechosos superaban con creces esos límites.
El Gobierno alemán ha contactado con los demás países europeos que están investigando emisiones -Francia, Holanda, Italia y el Reino Unido- y aspira a una «clara mejora» de la directiva europea para evitar abusos por la ambigüedad de la ley.
El objetivo es que los fabricantes no puedan alegar que desconectan estos dispositivos para proteger el motor cuando el motivo real es «aparentemente» disimular el rendimiento de «motores defectuosos».
Tras destaparse el caso Volkswagen el año pasado, el Ministerio de Transportes encargó a la KBA estudiar los niveles de emisiones de gases contaminantes de más de 50 modelos de una veintena de fabricantes tanto alemanes como extranjeros.
En noviembre, tras analizar unos dos tercios de todos los modelos, la KBA ya avanzó que había detectado valores de emisiones de gases por encima de lo permitido en varios fabricantes.
Entonces abrió una fase de consultas con los constructores afectados e indicó que posteriormente podrían buscarse «consecuencias legales».
En septiembre Volkswagen reconoció -tras una denuncia de las autoridades medioambientales de EEUU- haber incluido un software ilegal en unos 9,5 millones de vehículos.
Este programa informático hacía que los autos redujesen sus emisiones para cumplir con los límites solamente cuando eran testados en un banco de pruebas, pero no en condiciones normales.